No se puede no comunicar. Aunque pretenda simular el que calla crea un mensaje que puede generar una interpretación positiva, neutra o desfavorable.
La realidad está allí pero lo que vale en materia de comunicación es la percepción.
Los cursos de oratoria son necesarios porque durante nuestra educación recorremos kilómetros y kilómetros de lectura y de escucha pero transitamos pocos metros en la práctica de la exposición.
De allí se derivan las trabas en la expresión que se manifiestan en los exámenes, conferencias, entrevistas o conversaciones como inhibiciones: miedo oratorio, pánico escénico o temor a hablar en público. Aprendimos a comunicar de manera intuitiva, por eso desconocemos sus métodos, principios y códigos.
En la vida de relación no nos juzgan por lo que somos sino por lo que expresamos. Ni el auditorio ni el examinador pueden ingresar directamente al cerebro del orador para comprender lo que sabe ni observar el contenido de su mundo interior. Deben conocerlo indirectamente a través de la dinámica de su comunicación.
La realidad está allí pero lo que vale en materia de comunicación es la percepción.
Los cursos de oratoria son necesarios porque durante nuestra educación recorremos kilómetros y kilómetros de lectura y de escucha pero transitamos pocos metros en la práctica de la exposición.
De allí se derivan las trabas en la expresión que se manifiestan en los exámenes, conferencias, entrevistas o conversaciones como inhibiciones: miedo oratorio, pánico escénico o temor a hablar en público. Aprendimos a comunicar de manera intuitiva, por eso desconocemos sus métodos, principios y códigos.
En la vida de relación no nos juzgan por lo que somos sino por lo que expresamos. Ni el auditorio ni el examinador pueden ingresar directamente al cerebro del orador para comprender lo que sabe ni observar el contenido de su mundo interior. Deben conocerlo indirectamente a través de la dinámica de su comunicación.
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